15/1/2012
– Hoy dedicamos el día a recorrer la Reserva Absoluta de Cabo Blanco, una de
las áreas de mayor belleza escénica de la costa del Pacífico y Montezuma,
localidad de gran importancia en la protección de aves marinas.
El mar
azul y profundo, una frondosa vegetación que llega hasta el borde de la costa,
interesantes formaciones geológicas, una fauna variada e infinidad de
lagunillas de marea baja donde quedan apresadas diversas especies de organismos
marinos, convierten a Cabo Blanco en una reserva espectacular y de gran interés
biológico.
Aquí
estoy yo atónita de lo pequeña que me siento encima de una de las numerosas
raíces que alimentan este árbol…
A lo
largo de la costa, dentro de la reserva, existen unos tres dormideros de
pelícanos pardos a cada uno de los cuales llegan no menos de 150 aves al
atardecer para pasar la noche sobre árboles de Pochote y flor blanca.
Playa
de Montezuma, antes de deleitarnos con un suculento plato de sushi para reponer
fuerzas para el camino de vuelta.
Comprobado: ¡¡si resiste!!
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