10/1/2012 Muy tempranito, con las botas de montaña preparadas y mucho anti mosquitos en la mochila, nos dispusimos a conocer la reserva de Manuel Antonio ansiosas de las famosas playas de las que tanto nos habían hablado.
El Parque Nacional Manuel Antonio es pequeño, contando con solo 682 hectáreas. Aún así, contiene todo aquello que atrae a los turistas a Costa Rica: playas preciosas, un paisaje magnífico con islas cerca de la costa, una frondosa selva circunvalada con una red de caminos fáciles de andar y mucha vida salvaje.
Hay excelentes posibilidades de ver monos (congo, cara blanca y hasta mono tití), aunque debido a la gran afluencia de turistas sumado a la asombrosa inteligencia de estos primates, lamentablemente se han convertido en los ladrones más astutos y sigilosos del lugar.
Aquí nuestra deliciosa comida cocinada al sol y sazonada con crujiente arena de playa.
Unos años atrás el diluvio de turistas amenazó arruinar el mismo recurso que estos visitantes venían a disfrutar. El director del parque, el señor José Antonio Salazar, cree que el parque puede tolerar no más de 300 visitantes por día a pesar de que el límite diario actual está en 600 personas. De todos modos, el parque es muy pequeño para mantener una saludable y viable población de ciertos animales (si los monos no tienen acceso a áreas fuera del parque, la población declinará pues no se podrán reproducir por limitación de espacio).
Los corredores que les permiten a los animales acceso a áreas fuera del parque han sido ocupados por los hoteles y, en los últimos años el parque se ha transformado en una isla, por lo que debemos concienciarnos de la necesidad de una buena conservación de esta área natural.
Y aquí las dos Piay en plena caminata.
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