9/1/2012 - Sin dejar pasar un día más emprendimos nuestra ruta por la costa pacífica del país con destino a Manuel Antonio, deseosas de calor, playa y mojitos por doquier.
Esta zona del país que desde hace pocos años se convirtió en uno de los objetivos turísticos más frecuentados, comenzó como un pequeño pueblecito con una sencilla reserva natural que protegía la flora y fauna del lugar. En la actualidad los elevados precios y los numerosos hoteles de lujo le han arrebatado en mi opinión parte del encanto de la zona, aunque sin duda la belleza de sus playas y las enormes olas ansiadas por los surfistas siguen dándole a Manuel Antonio un encanto particular.
Por supuesto se debe comenzar el día con un buen desayuno tico, y abriendo la veda de la parte gastronómica del viaje nos hicimos con un buen gallo pinto acompañado de huevos y plátano maduro. (Nai, ¡nos acordamos de ti en cada frijol que nos comemos! jajaja)
Tras unas horas bastante soportables de autobús llegamos a nuestro destino donde por motivo de las prisas y las ganas de salir a conocer el país, todavía no habíamos buscado alojamiento a pesar de las innumerables veces que nos recalcaron la importancia de reservar antes, por motivo de encontrarnos en la temporada turística más alta.
A pesar de este contratiempo logramos encontrar gracias a la gente del lugar un backpackers barato y acogedor que incluía piscina y cine al aire libre, ¡TODO UN LUJO! (aunque la película siempre se cortaba antes de terminar…).
Lo siento padres, pero hay cosas que nunca cambian…
Segunda lección de la gastronomía costarricense… ¡¡AL RICO CEVICHE!!
Qué bien te queda esa sonrisa en la foto de la piscina. Me encanta verte así.
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