14/1/2012
- ¡¡DIAY!! Esto sí es un desayuno hecho
y derecho propio de unas vacaciones, necesario para afrontar un largo y duro
día de playa, sol y lectura…
(jejeje)
Debemos
mostrar agradecimientos al señor “Vargas” quien nos permitió pasar un agradable
rato en sus tumbonas privadas sin que nadie nos molestase…
(Mentira,
el intruso más discreto es el que tiene por cierto que puede estar ahí…)
Santa
Teresa es conocido por su fuerte oleaje para los surfistas más intrépidos y por
sus arenas blancas para amantes del yoga, del sol y de la toalla. No obstante
su ambiente seco y el incesante sol, hacen de las calles del pueblo auténticos
muros de tierra propiciados por los ruidosos “quads” que levantan espantosas
nubes de polvo, al mismo tiempo que hacen sentir a algunos turistas el absurdo
poder de las cuatro ruedas.
Aquí os expongo la imagen (por supuesto sin
photoshop) que demuestra la razón de mi único descontento respecto al
lugar… ¡Todo está cubierto de
tierra!
Alaska
enorgulleciéndose de su mosaico corporal al estilo Gaudí.
Y como
todo buen camping, la noche debía culminar con una hoguerita en la playa entre
risas, cervezas y muchos, muchos mosquitos.