Por dicha encontramos la solución a la desesperación que comenzabamos a sentir tras recordar que días atrás se habia perdido un grupo de senderistas en un parque cercano y todavía no habían aparecido.... ¡MORAS! Y como niños pequeños con un caramelo nos llenamos de positividad y retomamos el camino con la convicción de que la salida estaba próxima.
Y de nuevo nos equivocamos... A pesar de ello y con varias horas de retraso conseguimos salir del parque y disfrutar de lo mejor del día: No hay nada como un bufet de toda clase de comida típica tica, muy barata y tras horas de caminataaaaa!
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