A lo
largo de la jornada entre picaduras de mosquitos y quemaduras del sol
descubrimos pequeños lugares insólitos donde la sencillez de la gente, el
trabajo manual continuo y el anhelo de educación para conseguir el desarrollo
de las nuevas generaciones inundaban el ambiente de un sentimiento intercalado
entre paz y melancolía, fruto de la humildad y de la innegable necesidad de las
personas del lugar.
Falta
mucho por hacer en estas tierras para conseguir una calidad de vida aceptable
para un sector al menos más amplio que el actual. Nosotros intentábamos aportar
nuestro granito de arena en el campo que nosotros abarcamos: desparasitamos a
parte de los animales del lugar aunque
obviamente era necesario muchísimo más trabajo del que nosotros podíamos ofrecer…
A pesar
de ello solo era necesario observar con atención a los lugareños durante unos
minutos para darse cuenta que no faltaba una sonrisa en cada momento.
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