Nada más llegar al aeropuerto y recibir una grata bienvenida
por parte de Sofía y Jaime me quede maravillada con nuestra casa: decenas de
arboles frutales, flores de diversos colores cada uno más intenso que el
anterior, unas casas vecinas que al igual que la nuestra parecían de juguete y
lo más increible, las preciosas perriñas Carracha, Meiga y Cometa. Aquí os dejo
algunas fotos de la casa, aunque están sacadas con lluvia ya que parece ser que
no nos abandona (lo de ponerme morenita Guille lo estoy viendo cada vez más
dificil...).
Aqui os presento la entrada de la casa, lo primero que
veo al asomarme a la ventana por las mañanas. Todo el jardín esta cercado y es
propiedad de la casa, lo que me permite dar largos paseos a cualquier hora. De
todas formas repito, esto es la entrada, la extensión del lugar es increible,
¡sólo es necesario decir que en el primer paseo de reconocimiento del jardín me
desubiqué totalmente!
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